Opinión sobre las criptomonedas
Víctor Manuel Jáquez LealHace unas semanas mi papá me envió un correo diciendo:
Acabo de ver en Netflix una película sobre las criptomonedas y el robo descarado de 250 millones de dólares.
Esto viene a colación, debido a una declaración de Ricardo Salinas Pliego en la que declara que las criptomonedas son buenas y él hace su preferencia por el BITCOIN y que las va a aceptar en sus negocios:
https://www.elfinanciero.com.mx/economia/2022/04/11/bitcoin-alternativa-a-dinero-tradicional/
Así que le envié mi opinión al respecto, que aquí extiendo:
TL;DR: Las criptomonedas, en su estado actual, son un “esquema Ponzi”, una estafa piramidal.
Gente como Salinas Pliego dicen eso, precisamente, para cubrir su exposición en bitcoins y salir con un pellizco, chingándose a los pobres pendejos creyentes que llegan después buscando hacerse ricos, mágicamente, comprándole sus bitcoins.
Las criptomonedas fueron uno de los subproductos tecno-culturales tras la crisis del 2008. El dinero fiduciario perdió precisamente su cualidad: nuestra fe en su valor. Ya no se puede confiar en él. La crisis evidenció cómo los bancos crean pueden crear dinero de la nada, sólo a partir de deuda que tengan contratada, operación conocida como multiplicador monetario. Y si sueltan créditos hipotecarios sin control, crean dinero sin control, pero si crean demasiado, no hay problema: el Estado los salva, cubriendo sus pérdidas a cargo del erario.
Entonces apareció un texto en Internet, firmado simplemente por un tal Satoshi Nakamoto, de quien no se sabe nada, tal vez nunca hubo alguien llamado así, describiendo los detalles técnicos de cómo se podría manejar dinero de manera distribuida y sin confianza entre los participantes del sistema. Este documento describe dos operaciones básicas: cómo crear dinero (proof-of-work) y cómo llevar un registro de los movimientos de dinero de manera “anónima” (blockchain).
A ver si puedo explicar estos conceptos de manera simple. El segundo (blockchain):
El dinero simplemente es una cantidad asignada a un identificador (un número grande) conocido como billetera. Una persona real puede tener acceso a una o más billeteras. Dentro del sistema no hay forma de saber qué billetera está vinculada a una persona física, y eso parece asombroso. Pero el teatro se cae cuando uno pide dinero y tiene que decir, públicamente, cuál es su billetera.
Entonces, una operación sería la transferencia de una suma de una billetera a otra. Eso se escribe, como siempre, en un libro mayor contable. En el caso de las criptomonedas, al libro mayor se le llama “blockchain”, simplemente para que suene mamador. Pero es un libro mayor con dos características: 1) sólo se pueden añadir transacciones, nunca borrar ni modificar; y 2) este libro lo puede copiar cualquiera en internet.
Ejemplo: alguien compra algo y paga con criptomoneda. Entonces esta operación se escribe en dos blockchains: el de quien da el dinero y el de quien lo recibe. Estas personas están vinculadas con otros blockchains en internet que copian esta misma transacción validando que la misma operación exista en los dos blockchains afectados.
Supongamos que a mi blockchain le dice otro:
- Que me mandaron 500 criptomonedas de tal billetera.
- ¿En serio? A ver.
Mi blockchain entonces le pregunta al blockchain de la billetera, que supuestamente le dio esa lana o uno cercano, y le contesta;
- Así es. Mira, todo coincide.
Mi blockchain le dice entonces al primero:
- Perfecto. Ya te lo apunto yo aquí.
Pero, si llega un blockchain con una operación que no está replicada en otros blockchains, entonces se avisa a todos que ese es un blockchain inválido y ya nadie le creerá nada.
Hasta aquí todo maravilloso, tienes un sistema de transferencia de dinero descentralizado (no requieres de bancos, ni de SWIFT, ni de VISA). ¿A quién le puedes reclamar si te chingan la cartera? A absolutamente a nadie. ¿Qué pasa si se cae la red por mucho tiempo? ¿Qué pasa si se te borra el disco duro con tu blockchain y tu billetera? ¿Qué pasa si olvidas la contraseña de tu billetera? ¿Qué pasa si te invalidan tu blockchain sin mala intención de tu parte? Simplemente te chingas.
La otra operación es cómo crear dinero. Esta es la más compleja y problemática.
La creación de dinero, en un sistema distribuido y sin confianza, es a través de un algoritmo criptográfico que usa métodos aleatorios y se le llama minería (porque también suena mamador).
La minería consiste en dejar que tu computadora genere números aleatorios grandes a lo pendejo. Si el número generado tiene un patrón específico, suena la sirena y aparecen criptomonedas en tu billetera. Es como ganar la lotería. Todos los blockchains saben que “tal billetera generó tal número aleatorio que le produjo tanta lana” porque tu computadora gastó un chingo de tiempo de procesamiento a lo pendejo (y de energía eléctrica) para producir una cantidad de criptomonedas.
El algoritmo está diseñado para generar cantidades de dinero variable en el tiempo: al principio se produce poca criptomoneda porque hay pocos mineros, pero el patrón ganador es fácil de obtener (por ejemplo, con que tenga un cero al final, o sea cada diez números producidos ganabas criptomonedas); con respecto pasa el tiempo hay más participantes en el sistema, y entre más dinero se haya generado, más difícil es obtener un número, ya que el patrón es cada vez más difícil de sacar (por ejemplo, seis ceros al final, o sea de cada millón de números generados, uno genera criptomonedas). El sistema va cambiando el patrón con respecto a la cantidad total de criptomonedas hay en el sistema, para evitar el problema del multiplicador monetario.
De entrada aquí ya se ve quién ya ganó: los cabrones que minaron primero. O sea, el requisito primordial de una estafa piramidal está servido.
Pero ahora viene lo más ojete de todo: la generación de números aleatorios es una operación computacional costosa, el CPU hace cálculos con números enormes y eso implica mayor consumo eléctrico y mayor generación de calor por el hardware. En este momento, el patrón para números aleatorios ganadores es de billones (en es español, millón de millones). Entonces, si uno se quiere dedicar a minar de manera que convenga, de poner enormes granjas de computadoras súper potentes para simplemente generar números aleatorios a lo pendejo, gastando electricidad y generando calor como si no hubiera cambio climático. Hoy en día, estas granjas de minería en el mundo consumen más electricidad que países europeos enteros. Claro, se van a países donde la electricidad es barata para que les salga a cuentas. Pero, básicamente, estamos quemando bosques, gas, petróleo, destruyendo el planeta, para que un puñado de imbéciles tengan un número en la nube.
El dinero es un símbolo del valor. El valor es el trabajo humano dirigido a producir mercancías útiles para la sociedad. El símbolo dinerario está respaldado, inicialmente por una mercancía común, oro o plata, y luego por los impuestos recabados por los Estados (aunque ya nadie les cree ahora). Sin embargo, el dinero sigue representando el valor de la mercancía, el trabajo humano dedicado a ella. ¡Acá no! No hay trabajo humano ninguno! no hay producción de mercancías ninguna! No hay valor por donde se le busque.
Y claro, tenemos a un montón de pobres diablos, metiendo sus ahorros, dinero con el valor de su trabajo real, para especular en criptomonedas, sin entenderlas cabalmente, y perdiéndolo todo. El ayudante del albañil que vino a hacer las reformas de la casa, un chaval de 20 años, con solo preparatoria, me contaba feliz que había ganado unos euros especulando en bitcoins y que se iba a forrar. Yo le decía que lo pensara mejor, pero hasta se ofendió. ¡Esas son las víctimas de hijos de la chingada como Ricardo Salinas Pliego!
Mi posición: El blockchain puede ser interesante para sustituir bancos y cosas como SWIFT que son usados como armas por la OTAN para joder países como Cuba o Venezuela. Pero el resto es una estafa que participa de la destrucción ecológica del mundo.